domingo, 31 de julio de 2011

LA MEDITACIÓN según OSHO

Osho, en "EL LIBRO DE LA MUJER"  escribe sobre qué es meditar, cómo se medita, que no es y que no se hace, voy a nombrar algunos de sus puntos de vista a continuación :

  • El primer paso en la consciencia es ser muy consciente de tu cuerpo. Muy poco a poco, uno se vuele alerta ante cada gesto, cada movimiento. Y según te vas volviendo alerta, empieza a suceder un milagro: muchas cosas que antes solías hacer, simplemente desaparecen. Tu cuerpo se vuelve más relajado, tu cuerpo se armoniza más, una profunda paz empieza a prevalecer incluso en tu cuerpo, una música sutil vibra en tu cuerpo.
  • Entonces empieza a tomar conciencia de tus pensamientos; hay que hacer lo mismo con los pensamientos. Son más sutiles que el cuerpo y, por supuesto, también más peligrosos.
  • Y cuando tomes conciencia de tus pensamientos, te sorprenderá ver lo que sucede en tu interior. Si escribes lo que pasa en cualquier momento, será una gran sorpresa. No podrás creer que esto es lo que pasa dentro de ti. Escribe durante unos diez minutos. Cierra la puerta, cierra con llave puertas y ventanas para que no entre nadie, para que puedas ser totalmente honesto, ¿y mantén la chimenea encendida para poder tirarlo al fuego!, para que nadie lo sepa más que tú. Y sé completamente honesto, escribe todo lo que pasa por la mente.

  • Después de diez minutos, léelo, ¡verás que llevas dentro una mente loca! Como no darnos cuenta, toda esta locura sigue pasando como una corriente de fondo. Afecta todo lo que haces, afecta todo lo que no haces; lo afecta todo. ¡Y su suma total va a ser tu vida! tienes que cambiar a este loco. Y el milagro de la conciencia es que no necesitas hacer nada más que ser consciente.
  • El mero fenómeno de observarlo, lo cambia. Lentamente, el loco desaparece, lentamente, los pensamientos empiezan a caer en ciertos patrones; ya no son un caos, empiezan a ser un cosmos. Y, de nuevo, prevalece una paz profunda. Y cuando tu cuerpo y tu mente estén en paz verás que también se han armonizado entre ellos, que hay un puente. Ya no van en direcciones diferentes, no van montados en caballos diferentes. Por primera vez hay acuerdo, y ese acuerdo ayuda inmensamente a trabajar en el tercer paso: el de tomar conciencia de tus sentimientos, emociones, humores.

  • Esta es la etapa más sutil y la más difícil, pero si puedes tomar conciencia de los pensamientos, éste es sólo un paso más. Necesitas un poco más de conciencia intensa al empezar a reflejar tus humores, sentimientos, tus emociones.
  • Una vez que eres consciente de los tres-cuerpo, pensamientos y emociones-, se unen para formar un solo fenómeno. Y cuando los tres son uno, funcionando juntos perfectamente, vibrando juntos, sentirás la música de los tres; se han vuelto una orquesta. Entonces sucede el cuarto, que no lo puedes hacer, sucede por si mismo. Es un regalo de la totalidad. Es una recompensa para los que han hecho estos tres.

  • Y el cuarto es la conciencia suprema que te despierta. Uno toma conciencia de su propia conciencia, eso es el cuarto. Eso te hace un buda, un ser despierto. Y sólo en ese despertar uno llega a saber lo que es la dicha. El cuerpo conoce el placer, la mente conoce la felicidad, el corazón conoce la alegría, el cuarto conoce la dicha. La dicha es la meta de "sannyas", de ser un buscador, y la conciencia es el camino hacia ella.




  • Todo lo que la mente pueda hacer no puede ser meditación es algo más allá  de la mente, la mente es absolutamente impotente ahí. La mente no puede entrar en la meditación; donde acaba la mente, comienza la meditación.
  • Esto hay que recordarlo, porque en nuestra vida, todo lo que hacemos lo hacemos con la mente; todo lo que logramos, lo logramos a través de la mente. Y entonces, cuando empezamos a mirar para dentro, de nuevo empezamos a pensar en términos de técnicas, métodos, hacer, porque la experiencia entera de nuestra vida nos muestra que todo puede ser hecho por la mente. Si, excepto la meditación... Porque la meditación no es un logro; ya está ahí, es tu propia naturaleza.  No hay que lograrla; sólo hay que reconocerla, sólo hay que recordarla. Está ahí, esperándote, tan sólo un giro hacia dentro y está disponible. La llevas contigo desde siempre. ...No tiene nada que ver con hacer algo...Es tú. Es tu ser.
  • La meditación es un estado de claridad, no es un estado de la mente. La mente es confusión. La mente nunca está clara...Los pensamientos crean nubes a tu alrededor, son nubes sutiles. Crean una niebla y se pierde la claridad. Cuando los pensamientos desaparecen, cuando ya no hay nubes rodeándote, cuando existes sencillamente en tu ser, la claridad sucede. Entonces  puedes ver a lo lejos; entonces puedes ver hasta el final de la existencia; entonces tu mirada se vuelve penetrante, hasta el centro mismo del ser.
  • Tienes que dejar de pensar. "Deja de pensar" significa simplemente que no hagas nada. Siéntate. Deja que los pensamientos se asienten por sí mismos. Deja que la mente cese por sí misma. Tú simplemente te sientas mirando a una pared, en un rincón silencioso, sin hacer nada en absoluto. Relajada. Suelto. Si ningún esfuerzo. Sin ir a ninguna parte. Como si te estuvieras durmiendo despierto, estás despierto y estás relajado, pero todo tu cuerpo se está durmiendo. Tú permaneces alerta por dentro,pero todo el cuerpo entra en una profunda relajación. 
  • Los pensamientos se asientan por sí mismos, no necesitas meterte entre ellos, no necesitas intentar arreglarlos. Es como si el agua de un arroyo se hubiera llenado de barro..., ¿qué haces? No te tiras al arroyo y empiezas a tratar de ayudarlo a aclararse, ¿verdad? Así lo embarrarás más. Simplemente te sientas a la orilla. Esperas. No hay nada que hacer. Porque cualquier cosa que hagas embarrará más el arroyo. Si alguien ha pasado por el arroyo y han salido las hojas muertas a la superficie y se ha levantado el barro, lo único que se necesita es paciencia. Simplemente te sientas a la orilla. Observa, con indiferencia. Y según vaya fluyendo el arroyo se llevará las hoja muertas, y el barro comenzará a asentarse, porque no puede estar flotando para siempre. Después de un rato, de pronto te darás cuenta, el arroyo está cristalino de nuevo.
  • Siempre que pasa un deseo por tu mente, el arroyo se embarra. Así que, simplemente, siéntate. No intentes hacer nada. ...Y un día sucede la meditación. No es que tú la traigas; viene a ti. Y cuando viene, la reconoces inmediatamente...El tesoro estaba dentro de ti, pero tú estabas ocupado en otra parte: en los pensamientos, en los deseos, en mil y una cosas. No estabas interesado en una única cosa...tu propio ser.
  • ...La meditación es una aventura, una aventura en lo desconocido, la mayor aventura...Es un puro deleite. ¿De dónde viene este deleite cuando no estás haciendo nada? Viene de ninguna parte o viene de todas partes...sólo tienes que comprenderla (a la meditación).
  • Si aunque sea por un solo momento no haces nada y estás simplemente en tu centro, completamente relajado, eso es meditación. Y una vez que le hayas cogido el hábito, puedes permanecer en ese estado todo el tiempo que quiereas.
  • Primero aprende simplemente a ser y luego aprender a realizar pequeñas acciones: limpiar el suelo, tomar una ducha, pero permaneciendo centrado. Luego podrás hacer cosas complicadas. Por ejemplo, yo os estoy hablando, pero mi meditación permancece sin perturbar. Puedo seguir hablando, pero en mi centro no hay ni una pequeña oscilación; está en silencio absoluto.
  • Tu vida continúa, y continúa mucho más intensamente -con más alegría, con más claridad, más visión, más creatividad- y, sin embargo, tu mantienes una distancia, como alguien que observa desde una colina...No eres el que hace, eres el que observa. Ese es todo el secreto de la meditación, que te vuelves el que observa...sólo hay una cosa que no está permitida: que pierdas tu centro. Esa conciencia, esa vigilancia, debería permanecer absolutamente despejada, sin interrupción.
En una siguiente entrada citaré otros párrafos de este mismo tema de este libro así como de otras fuentes. Mientras tanto, hazte al hábito, medita. Gracias.

viernes, 22 de julio de 2011

TAI SUI

Lección sobre el Tai Sui de "101 Lecciones de Feng Shui" por Master Joseph Yu
          VISITA  www.fengshuiclasicoperu.blogspot.com
Durante las Dinastías Ming y Qing existía una escuela de feng shui llamada "San He Pai" que era la más popular. El Maestro Jiang Da Hong atacó las teoría de esa escuela furiosamente, y tenía buenas razones para ello. Los discípulos de San He Pai eran la mayoría profesionales del feng shui que lo practicaban de la manera más simple posible. Los métodos eran muy estereotipados y fáciles de seguir. Había constancia de gente que leía un libro por la mañana  se consideraba practicante de feng shui por la tarde. Lo triste es que la gente prefería usar practicantes de la escuela San He Pai en lugar de la del Maestro Jiang que era muy superior. El motivo era que el Maestro Jiang tenía orgullo y solemnidad y  sus clientes tenían que demostrarle respecto y sinceridad  antes de que él decidiera  ofrecerles sus servicios para una consulta. Mientras que, los practicantes del  San He tenían habilidad para negociar sus servicios.
De todos modos El Maestro Jiang decía que a pesar de que había mucho sin sentido en San He Pai, sus teorías sobre el Tai Sui y el San Sha tenían fundamento. Eso demuestra que los ataques del Maestro Jiang a las teorías del San He no era por celos. Él se sentía preocupado por las faltas que podían cometer y que pudieran dañar a los clientes. Cuando su teoría era correcta, él la apoyaba. Cuando no la encontraba correcta, la criticaba. Ésa es la actitud  que yo también he aprendido a tomar.
Cuando dividimos 360 grados en 12 partes iguales, cada parte tendrá 30 grados. Sui Xing es el planeta Júpiter. Y requiere 12 años (o con mayor precisión 11.86 años) para completar una revolución sideral. El Tai Sui es una estrella ficticia correspondiente a Júpiter pero que se mueve en dirección opuesta cubriendo exactamente 30 grados cada año. La tabla siguiente muestra la posición del Tai Sui.


Año
Posición del Tai Sui (Grados)
Rata
345 - 15
Buey
15 - 45
Tigre
45 - 75
Conejo
75 - 105
Dragón
105 - 135
Serpiente
135 - 165
Caballo
165 - 195
Cabra
195 - 225
Mono
225 - 255
Gallo
255 - 285
Perro
285 - 315
Cerdo
315 - 345



Si toman el centro de su casa como punto de referencia, la posición del Tai Sui no debería ser molestada. Molestias en esa posición dan lugar a desastres. Por molestias entendemos  excavaciones grandes y construcciones en esa dirección.

Nota: En el año 2011, está la energía de Mao, Conejo, corresponde entre los 75º y 105º en el Este, es el Tai Sui de ese año. En el Este de la casa es mejor no hacer ninguna excavación o trabajo duro, más exacto será cuando ubican estos grados, 75-105. Dentro de 12 años, este mismo sector al Este volverá a ser el Tai Sui del año. El siguiente Tai Sui del siguiente año será el año del Dragón, 105º - 135º entre el Sur Este y Este, prevean de no hacer trabajos duros en esa zona. Usar el mismo procedimiento año tras año. Esta técnica indica una "posibilidad" de molestias a graves problemas, están en potencia, más con la actitud cuidadosa del hombre y su mente en positivo haciendo las cosas correctas, los daños pueden no ser mayores o pueden no haber, esa es la Suerte del Hombre, su actitud, y la Suerte del Cielo es lo que está escrito en su camino. El Tai Sui es parte del conocimiento del Feng Shui, la Suerte de la Tierra, depende de la orientación magnética hacia donde está una vivienda. Van de la mano el Hombre, el Cielo y la Tierra, el Todo. Elizabeth Lira

miércoles, 20 de julio de 2011

MI TRABAJO COMO...

Terapeuta Energética -  graduada de la Escuela INTI K’ANCHARI,  Centro de Formación Integral en Terapias Complementarias, de la Asociación Runawasi, Lima-Perú, consiste en:

- Terapia Energética Integral T.E.I.®
Tratamiento con terapias energéticas para el equilibrio del cuerpo físico, emocional y espiritual.
Comprende una evaluación del paciente mediante técnicas de radiestesia y una pequeña entrevista. En cada sesión se usan 1 o más técnicas como:
Alineamiento de Chakras- Gemoterapia – Cromoterapia – Polaridad - Sonido.
Toda  terapia es acompañada de una Terapia Vibracional de Esencias Florales Bach originales de Inglaterra.

- Limpieza del Campo Aural.
Es una terapia que usa diversos elementos para limpiar y energizar los diversos planos del campo áurico  y finaliza sellándolo para su debida protección. Comprende una evaluación a través de radiestesia, limpieza áurica y una Terapia Vibracional de Esencias Florales Bach originales de Inglaterra.
Utilizables en todo proceso de cambio y/o inicio personal (año nuevo, cumpleaños, estado civil, trabajo, negocio, salud, etc.)

Ambas terapias complementan los tratamientos de la medicina tradicional, aceleran el tiempo de su recuperación.
Conectan a la persona con su Yo Interior para una real toma de conciencia proporcionando tranquilidad, serenidad, motivación, confianza y valor.
Ayudan a reducir la ansiedad, conciliar el sueño, mejoran la autoestima, reducen el estrés, previenen enfermedades.

Y mi trabajo como Consultora Profesional de Feng Shui Clasico lo puedes ver en www.fengshuiclasicoperu.com
Muy agradecida. Elizabeth.

sábado, 16 de julio de 2011

¿MEDICINA ALTERNATIVA, MEDICINA COMPLEMENTARIA, MEDICINA HOLISTICA, MEDICINA ENERGÉTICA?

            Yo estoy de acuerdo con que lo convencional y lo alternativo es relativo, y puede decirse que no  existe como algo absoluto, porque ¿desde qué punto de vista se está adjudicando este adjetivo, esta denominación?
            Según las palabras de personajes muy enterados en la medicina, como el Dr. Jorge Carvajal, en la práctica, las medicinas son complementarias.  Existe sin duda lo  complementario. Incluso dicen que en las facultades de medicina de hoy se enseñan muchos de los principios de las grandes tradiciones médicas del mundo, de la cosmovisión de las grandes culturas, y buena parte de los médicos convencionales son en cierta forma también médicos alternativos. Si hablas con los pacientes, acuden al médico convencional y también al médico alternativo. Yo me digo que la única alternativa es la vida y esa vida es el objetivo de todos nosotros como médicos.
            El Dr. Carvajal agrega sobre el alma que el alma no se enferma: es lo que hay en ti permanente y perfecto. Cuando nadas contra tu propia corriente, hay un conflicto entre el alma y la personalidad, que se presenta al nivel de las emociones y éstas se precipitan sobre el cuerpo. La mayoría de enfermedades que observamos en la práctica clínica son enfermedades emocionales que han dejado sus huellas en el cuerpo físico. Y luego lo llamas úlcera o gastritis, pero es simplemente un reflejo en el espejo del cuerpo, y por mucho que limpiemos el espejo no vamos a mejorar la imagen de quien en él se mira. No se trata tanto de limpiar el espejo sino de mejorar la conciencia que se mira en el espejo del cuerpo.
            Y ¡Oh maravilla! Me encuentro con las frases que escribe el Dr. Edward Bach sobre la enfermedad y coinciden. El dice que el problema de salud se origina cuando no hay equilibrio ni armonía entre la mente y el alma. Lo pueden constatar en sus artículos de “Cúrese Usted Mismo” que están en este blog.
            La medicina, todas las medicinas, son complementarias, ninguna debe eliminar a la otra, juntas pueden llevar al individuo a la buena salud, más bien una ayuda a la otra a que el proceso de curación sea más rápido, y si no es posible una total curación será posible conseguir una mejor calidad de vida para que el estado de enfermedad que tenga sea mejor llevado.
            Como muchos de los mortales, empiezo a conocer el campo de la energía mientras busco diversos temas que me atraen y simpatizan bastante sin saber nada aún de ellos. Entonces es que yo aprendo de la sabiduría oriental del feng shui clásico; conozco los fundamentos de esta ciencia milenaria china entre los que están los  trigramas, el Tao, las fuerzas del yin y del yang, las fuerzas de los cinco elementos que desde su milenaria cosmovisión china abarcan absolutamente todo mediante el proceso de su transformación y jamás por su destrucción. Como para que me crean un poco más cuerda y con los pies en la tierra hasta este punto, lo que menciono  sobre la energía está comprobado científicamente hace relativamente poco por Antoine Lavoisier (1743-1794), padre de la química moderna, en su conocida Ley de Conservación de la Materia con “La Materia no se Crea ni se Destruye, solo se Transforma”. Como es natural en mi investigación sobre la energía empiezo a escuchar sobre acupuntura, milenaria también, relacionada también con los mismos fundamentos de la sabiduría oriental china ¡qué felicidad, estoy por buen camino! aunque la acupuntura no es de mi dominio cabe mencionarla.
            Así me di cuenta que muchos temas, mucha sabiduría se entrelaza; toda esta sabiduría es ¡ancestral! De la energía de la naturaleza y de nuestro hábitat sigo investigando y amplío mi campo para abarcar ahora sobre la energía  propia del ser humano.  ¿Es posible sanar energéticamente y por ende físicamente? La respuesta es afirmativa y no es algo “de moda, actual, propio del siglo”.
            Me convencí que no hay nada nuevo bajo el Sol, que la Madre Naturaleza es dueña de todo, que el ser humano solo copia, utiliza, no crea nada, todo está creado ya por la Madre Naturaleza. Doy fe que hay que curar el TODO, la UNIDAD, hay que trabajar desde lo holístico. Hay que curar nuestro habitad, nuestro planeta lo necesita ¿o no? Por ello, cómo usted le llame al hecho de curar el TODO, como usted llame a la medicina, es apropiado, mientras sea curar la UNIDAD. Curar o sanar nuestro habitad es bueno para todos, curar nuestra mente es bueno para todos, curar nuestro cuerpo es bueno para todos, sanar nuestra alma es bueno para todos, para usted y para el, para ella, para mí.
            Y como hablo de sanar y de energía,  voy a dejar de lado la armonización de nuestro habitad propia del feng shui y abarcar en estos párrafos siguientes la armonización entre el alma y la mente, propia de la terapia energética.
            Una terapia energética  parte del principio que todo es energía y todo ser humano es energía y por lo tanto tenemos un campo electromagnético con el que nosotros los terapeutas trabajamos y que nos permite acceder a su información por medio de diferentes técnicas para medir su frecuencia vibratoria, de acuerdo a dicha información vamos a aplicar la técnica o terapia que corresponda.
            Cuando el paciente sale de una sesión terapéutica se va a sentir muy bien pero ese bienestar le va a durar dependiendo de cómo maneje sus emociones. Hay situaciones en la vida que son circunstanciales y temporales como un asalto, una enfermedad, un susto, pero hay cosas con las que tenemos que aprender a vivir siempre porque no se pueden cambiar. Lo que sí se puede lograr es cambiar la perspectiva del paciente frente a esas situaciones, en esa nueva actitud frente a la vida es que estas dinámicas terapéuticas ayudan  y por ello es que trabajamos además con las esencias florales, para que dure por más tiempo su bienestar, para que cuando el paciente deje la consulta tenga esta herramienta de apoyo que lo va a apoyar mientras hace todo su proceso de cambio frente a los obstáculos.
            Sobre este proceso de cambio, cada persona lo tiene que vivir individualmente porque nadie lo puede hacer por uno.  Este cambio es de adentro hacia afuera, se siente paz interior, tranquilidad, lo que permite afrontar circunstancias desfavorables, crisis. Es un trabajo a nivel físico, mental y emocional, ya que están todos los aspectos relacionados entre sí. Estas terapias están sustentadas por la física quántica (se puede buscar en internet mayor información).
            Traigo otra vez las palabras del Dr. Carvajal: “Cuando nadas contra tu propia corriente, hay un conflicto entre el alma y la personalidad, que se presenta al nivel de las emociones y éstas se precipitan sobre el cuerpo. La mayoría de enfermedades que observamos en la práctica clínica son enfermedades emocionales que han dejado sus huellas en el cuerpo físico.”
¡Gracias! Y hasta pronto.

viernes, 1 de julio de 2011

CURESE USTED MISMO por E. Bach CAPITULO IV

Así pues, vemos que en la enfermedad no hay nada de tipo accidental, ni en su tipo ni en la parte de cuerpo a que afecte; como todo lo demás resultado de la energía, obedece a la ley de causa y efecto. Algunas enfermedades pueden ser causadas por medios físicos directos, como los asociados con ciertos venenos, accidentes y heridas, y grandes excesos; pero la enfermedad en general se debe a algún error básico en nuestra constitución, como en los ejemplos que dábamos antes.

Y así, para lograr una curación completa, no sólo habrá que utilizar medios físicos, eligiendo siempre los mejores métodos que se conozcan en el arte de la curación, sino que tendremos que actuar nosotros mismos dedicando toda nuestra capacidad para suprimir cualquier defecto en nuestra naturaleza; porque la curación final y definitiva vienen en última instancia de dentro, del Alma en sí, que con su benevolencia irradia armonía a través de la personalidad, en cuanto se le deja hacerlo.

Dado que hay una raíz principal en toda enfermedad, a saber el egoísmo, así también hay un método seguro y principal para aliviar cualquier padecimiento: la conversión del egoísmo en dedicación a los demás. Con sólo que desarrollemos suficientemente la cualidad de olvidarnos de nosotros mismos en el amor y cuidado de quienes nos rodean, disfrutando de la gloriosa aventura de adquirir conocimiento y ayudar a los demás, nuestros males y dolencias personales terminarán rápidamente. Esa es la gran meta final: la pérdida de nuestros propios interesese en el servicio de la humanidad. No importa en qué situación de la vida nos haya colocado la Divinidad. Ya tengamos un negocio o una profesión, seamos ricos o pobres, monarcas o mendigos, a todos nos es posible llevar a cabo la tarea en nuestras respectivas vocaciones y llegar a ser auténticas bendiciones para quienes nos rodean, comunicándoles el Divino Amor Fraterno.

Pero la inmensa mayoría de nosotros tenemos mucho camino que recorrer antes de alcanzar ese estado de perfección, aunque sorprende lo rápidamente que puede avanzar un individuo por ese camino si se esfuerza seriamente y si no se confía simplemente en su pobre personalidad, sino que tiene fe implícita; con el ejemplo y las enseñanzas de los grandes maestros del mundo, es capaz de unirse con su propia Alma, con la Divinidad que lleva dentro, y todas las cosas son posibles. En casi todos nosotros hay uno o más defectos adversos que obstaculizan nuestro avance, y es ese defecto, o defectos, lo que tenemos que afanarnos por descubrir en nosotros, y mientras tratamos de desarrollar y extender el lado amoroso de nuestra naturaleza hacia el mundo, debemos esforzarnos al mismo tiempo para borrar ese defecto particular llenando nuestra naturaleza con la virtud opuesta. Al principio acaso nos resulte difícil, pero sólo al principio, porque es sorprendente lo rápidamente que crece una virtud auténticamente buscada, unido al conocimiento de que con la ayuda de la Divinidad que llevamos dentro, a poco que perseveremos, el fracaso es imposible.

En el desarrollo del Amor Universal dentro de nosotros mismos, tenemos que aprender a darnos cuenta cada vez más de que todo ser humano es hijo del Creador, aunque en grado inferior, y de que un día, en su momento, alcanzará la perfección como todos esperamos. Por bajo que parezca un hombre o una criatura, debemos recordar que dentro lleva la Chispa Divina, que irá creciendo lenta pero segura hasta que la gloria del Creador irradie de ese ser.



Por otra parte, la cuestión de verdad o error, de bien y mal, es puramente relativa. Lo que está bien en la evolución natural del aborigen, estaría mal en lo más avanzado de nuestra civilización; y lo que para nosotros puede incluso ser una virtud, puede estar fuera de lugar, y por tanto ser malo, en quien ha alcanzado el grado de discípulo. Lo que nosotros llamamos error o mal es en realidad un bien fuera de lugar, y por tanto es algo puramente relativo. Recordemos así mismo que también es relativo nuestro nivel de idealismo; a los animales podemos parecerles auténticos dioses, mientras que nosotros nos encontramos muy por debajo de la gran Hermandad de Santos y Mártires que se entregaron para servirnos de ejemplo. Por ello hemos de tener compasión y caridad con los más bajos, porque si bien nos podemos considerar muy por encima de su nivel, somos en nosotros mismos insignificantes y nos queda aún un largo trecho que recorrer para alcanzar el nivel de nuestros hermanos mayores, cuya luz brilla por el mundo a través de los tiempos.

Si nos asalta el orgullo, tratemos de darnos cuenta de que nuestras personalidades no son nada en sí mismas, incapaces de hacer nada bueno o de hacer un favor aceptable o de oponer resistencia a los poderes de las tinieblas, si no nos asiste esa Luz que nos viene de arriba, la Luz de nuestra Alma; esforcémonos por vislumbrar la omnipotencia, el inconcebible poder de nuestro Creador, que hace un mundo perfecto en una gota de agua y en sistemas y sistemas de universos, y tratemos de darnos cuenta de la relativa humildad nuestra y de nuestra total dependencia de Él. Aprendamos a rendir homenaje y a respetar a nuestros superiores humanos. ¡Cuán infinitamente más deberíamos reconocer nuestra fragilidad con la más completa humildad ante el Gran Arquitecto del Universo!

Si la crueldad o el odio nos cierran la puerta al progreso, recordemos que el Amor es la base de la Creación, que en toda alma viviente hay algo bueno, y que en los mejores de nosotros hay algo malo. Buscando lo bueno de los demás, incluso de quienes primero nos ofendieron, aprenderemos a desarrollar, auque sólo sea, cierta compasión, y la esperanza de que sepan ver mejores caminos; luego veremos que nace en nosotros el deseo de ayudarles a mejorar. La conquista final de todos se hará a través del amor y el cariño, y cuando hayamos desarrollado lo suficiente esas dos cualidades, nada podrá asaltarnos, pues siempre estaremos llenos de compasión y no ofreceremos resistencia; pues, una vez más, por la propia ley de causa y efecto, es la resistencia la que perjudica. Nuestro objeto en la vida es seguir los dictados de nuestro Ser Superior, sin dejarnos desviar por la influencia de otros, y esto sólo puede conseguirse siguiendo suavemente su propio camino, y al mismo tiempo sin interferir con la personalidad de otro o sin causar el menor perjuicio por cualquier método de odio o crueldad. Debemos esforzarnos denodadamente por aprender a amar a los demás, empezando quizá con un individuo o incluso un animal, y dejando que se desarrolle y se extienda ese amor cada vez más, hasta que sus defectos opuestos desaparezcan automáticamente. El amor engendra amor, igual que el odio engendra odio.



La cura del egoísmo se efectúa dirigiendo hacia los demás el cuidado y la atención que dedicamos a nosotros mismos, llenándonos tanto de su bienestar que nos olvidemos de nosotros mismos en nuestro empeño. Como lo expresa una gran orden de hermandad: “Buscar la distracción de nuestra aflicción llevando el alivio y el consuelo a nuestros semejantes en la hora de su aflicción”, y no hay forma más segura de curar el egoísmo y los subsiguientes desórdenes de ese método.

La inestabilidad se puede erradicar con el desarrollo de la autodeterminación, tomando decisiones y actuando con firmeza en lugar de dudar y vacilar. Aunque al principio cometamos errores, siempre es mejor actuar que dejar pasar oportunidades por falta de decisión. La determinación no tardará en desarrollarse; desaparecerá el miedo a echarse de cabeza a la vida, y las experiencias guiarán nuestra mente hacia un mejor juicio.

Para acabar con la ignorancia, no hay que temer a la experiencia, pero con la mente bien despierta y los ojos y oídos bien abiertos para captar cualquier partícula de conocimiento que pueda obtenerse. Al mismo tiempo, debemos mantenernos flexibles de pensamiento, para que las ideas preconcebidas y los prejuicios no nos priven de la oportunidad de obtener un conocimiento más amplio y más fresco. Debemos estar siempre dispuestos a abrir la mente y a rechazar cualquier idea, por firmemente arraigada que esté, si la experiencia nos muestra una verdad mejor.

Al igual que el orgullo, la codicia es un gran obstáculo al progreso, y hay que suprimir ambos defectos sin contemplaciones. Los resultados de la codicia son bastante graves, pues nos lleva a interferir con el desarrollo anímico de nuestros semejantes. Debemos darnos cuenta de que todos los seres están aquí para desarrollar su evolución según los dictados de su alma, y sólo de su alma, y de que ninguno de nosotros tiene que hacer nada que no sea animar a su hermano en ese desarrollo. Debemos ayudarle a esperar, y si está en nuestra mano, aumentar su conocimiento y sus oportunidades en este mundo para lograr progresar. Así como nos gustaría que los demás nos ayudasen a ascender por el empinado y arduo camino de montaña que es la vida, así debemos estar siempre dispuestos a tender una mano y a brindar la experiencia de nuestro mayor conocimiento a un hermano menor o más débil. Así deberá ser la actitud del padre para con su hijo, del maestro para con el hombre, o del compañero para con sus semejantes, dando cuidados, amor y protección en la medida en que se necesiten y sean beneficiosos, sin interferir ni por un momento con la evolución natural de la personalidad que debe dictarle el alma.

Muchos de nosotros en la infancia y primera juventud nos encontramos mucho más cerca de nuestra alma de lo que estamos después con el paso de los años, y tenemos entonces ideas más claras de nuestra labor en la vida, de los esfuerzos que se espera que hagamos y del carácter que hemos de desarrollar. La razón de ello es que el materialismo y las circunstancias de nuestra época, y las personalidades con las que nos juntamos, nos alejan de la voz de nuestro Ser Superior y nos atan firmemente al lugar común con su falta de ideales, lo cual es evidente en esta civilización. Que el padre, el educador y el compañero se afanen siempre por animar el desarrollo del Ser Superior dentro de aquellos sobre los que tienen el maravilloso privilegio y oportunidad de ejercer su influencia, pero que siempre dejen en libertad a los demás, igual que esperan que a ellos les dejen en libertad.



Así, en forma semejante, busquemos los defectos de nuestra constitución y borrémoslos desarrollando la virtud opuesta, suprimiendo así de nuestra naturaleza la causa del conflicto ente el alma y la personalidad, que es la primera causa básica de enfermedad. Esa sola acción, si el paciente tiene fe y fortaleza, dará lugar a un alivio, proporcionando salud y alegría; y en aquellos que no tengan tanta fortaleza, el médico ayudará materialmente a la curación para obtener prácticamente el mismo resultado.

Tenemos que aprender sin engañarnos a desarrollar la individualidad según los dictados de nuestra alma, a no temer a ningún hombre y a ver que nadie interfiere o nos disuade de desarrollar nuestra evolución, de cumplir con nuestra obligación y de devolver la ayuda a nuestros semejantes, recordando que cuanto más avanzamos, más constituimos una bendición para quienes nos rodean. Tenemos que guardarnos especialmente de errar al ayudar a los demás, quienesquiera que sean, y estar seguros de que el deseo de ayudarles procede de los dictados de nuestro Ser íntimo, y no es un falso sentido del deber impuesto por sugestión o por persuasión de una personalidad más dominante. Una de las tragedias que nos afligen hoy día obedece a este tipo, y resulta imposible calcular los miles de vidas desperdiciadas, los millones de oportunidades que se han perdido, la pena y el sufrimiento que se han causado, el enorme número de niños que, por sentido del deber, se han pasado años cuidando de un inválido cuando la única enfermedad que aquejaba al familiar era un desequilibrado deseo de acaparar la atención. Pensemos en los ejércitos de hombres y mujeres a los que se ha impedido quizá hacer una gran obra en pro de la humanidad porque su personalidad quedó dominada por un individuo del que no tuvieron valor de liberarse; los niños que desde edad muy temprana sienten la llamada de una vocación, y sin embargo por dificultades de las circunstancias, disuasión por parte de otros y debilidad de propósito, se adentran en otra rama de la vida, en la que ni se sienten felices ni capaces de desarrollar su evolución como de otro modo podían haber hecho. Son sólo los dictados de nuestra conciencia los que pueden decirnos dónde está nuestro deber, con quién o con quiénes, y a quién o a quiénes hemos de servir; pero en cualquier caso, hemos de obedecer sus mandatos hasta el máximo de nuestras capacidades.

Por último, no tengamos miedo a meternos de lleno en la vida; estamos aquí para adquirir experiencia y conocimiento, y poco aprenderemos si no nos enfrentamos a las realidades y ponemos todo nuestro empeño. Esta experiencia puede adquirirse en la vuelta de cada esquina, y las verdades de la naturaleza y de la humanidad se pueden alcanzar con la misma validez, o incluso más, en un caserío que entre el ruido y las prisas de una ciudad.

CURESE USTED MISMO por E. Bach Capitulo III


Lo que conocemos como enfermedad es la etapa terminal de un desorden mucho más profundo, y para asegurarse un éxito completo en el tratamiento, es evidente que tratando sólo el resultado final no se logrará una eficacia total a no ser que se suprima también la causa básica. Hay un error primario que puede cometer el hombre, y es actuar contra la Unidad; esto se debe al egoísmo. Por eso también podemos decir que no hay más que una aflicción primaria -el malestar o enfermedad-.  Así como la acción contra la Unidad puede dividirse en varias clases, también puede dividirse la enfermedad -el resultado de esas acciones- en varios grupos que corresponden a sus causas. La propia naturaleza de una enfermedad es una guía muy útil para poder descubrir el tipo de acción que se ha emprendido contra la Ley Divina de Amor y Unidad.

Si tenemos en nuestra naturaleza suficiente amor para todas las cosas, no podemos hacer el mal; porque ese amor detendrá nuestra mano ante cualquier acción, nuestra mente ante cualquier pensamiento que pueda herir a los demás. Pero aún no hemos alcanzado ese estado de perfección; si lo hubiéramos alcanzado, no se requeriría nuestra existencia aquí. Pero todos nosotros buscamos ese estado y avanzamos hacia él, y aquellos de nosotros que sufren en la mente o en el cuerpo son guiados por ese mismo sufrimiento hacia esa condición ideal; y con sólo leer correctamente esta lección, aceleramos nuestro paso hacia esa meta, y también nos libraremos de la enfermedad y de la angustia. En cuanto entendemos la lección y eliminamos el error, ya no es necesaria la corrección, porque tenemos que recordar que el sufrimiento es en sí beneficioso en tanto que nos dice cuándo estamos tomando caminos equivocados y encarrila nuestra evolución hacia su gloriosa perfección.

Las primeras enfermedades reales del hombre son defectos como el orgullo, la crueldad, el odio, el egoísmo, la ignorancia, la inestabilidad y la codicia; y cada uno de estos defectos, tomado por separado, se verá que es adverso a la Unidad. Defectos como éstos son las auténticas enfermedades (utilizando la palabra en su sentido moderno), y es la continuidad y persistencia de esos defectos, después de que hayamos alcanzado esa etapa de desarrollo, en la que nos damos cuenta de que son inadecuados, lo que precipita en el cuerpo los resultados perjudiciales que conocemos como enfermedad.

El orgullo se debe, en primer lugar, a la falta de reconocimiento de la pequeñez de la personalidad y de su absoluta dependencia del alma, y a no ver que los éxitos que pueda tener o no se deben a ella sino que son bendiciones otorgadas por la Divinidad interna; en segundo lugar, se debe a la pérdida del sentido de proporción, de la insignificancia de uno frente al esquema de la Creación. Como el orgullo se niega invariablemente a inclinarse con humildad y resignación ante la Voluntad de Gran Creador, comete acciones contrarias a esa Voluntad.



La crueldad es la negación de la unidad de todos y  no logra entender que cualquier acción contraria a otra se opone al todo, y es por tanto una acción contra la Unidad. Ningún hombre pondría en práctica sus efectos perniciosos contra sus allegados o seres queridos, y por la ley de la Unidad tenemos que desarrollarnos hasta entender que todos, por formar parte de un todo, han de sernos queridos y cercanos, hasta que incluso quienes nos persiguen evoquen sentimientos de amor y compasión.

El odio es lo contrario del Amor, el reverso de la Ley de la Creación. Es contrario a todo el esquema Divino y es una negación del Creador; lleva sólo a acciones y pensamientos adversos a la Unidad y opuestos a los dictados por el Amor.

El egoísmo nuevamente es una negación de la Unidad y de nuestro deber para con nuestros hermanos los hombres, al anteponer nuestros intereses al bien de la humanidad y al cuidado y protección de quienes nos rodean.

La ignorancia es el fracaso del aprendizaje, el negarse a ver la Verdad cuando se nos ofrece la oportunidad, y lleva a muchos actos equivocados como los que sólo pueden existir en las tinieblas y no son posibles cuando nos rodea la luz de la Verdad y del Conocimiento.

La inestabilidad, la indecisión y la debilidad resultan cuando la personalidad se niega a dejarse gobernar por el Ser Superior y nos lleva a traicionar a los demás por culpa de nuestra debilidad. Tal condición no sería posible si tuviéramos en nosotros el conocimiento de la Divinidad Inconquistable e Invencible que es en realidad nuestro ser.

La codicia lleva al deseo de poder. Es una negación de la libertad y de la individualidad de todas las almas. En lugar de reconocer que cada uno de nosotros está aquí para desarrollarse libremente en su propia línea según los dictados del alma solamente, para mejorar su individualidad y para trabajar con libertad y sin obstáculos, la personalidad codiciosa desea gobernar, moldear y mandar, usurpando el poder del Creador.

Esos son ejemplos de enfermedad real, origen y base de todos nuestros sufrimientos y angustias. Cada uno de esos defectos, si se persevera en ellos pese a la voz de nuestro Ser Superior, producirá un conflicto que necesariamente se habrá de reflejar en el cuerpo físico, provocando un tipo específico de enfermedad.

Ahora podemos ver cómo cualquier tipo de enfermedad que podamos sufrir nos llevará a descubrir el defecto que yace bajo nuestra aflicción. Por ejemplo, el orgullo que es arrogancia y rigidez de la mente, dará lugar a esas enfermedades que producen rigidez y entumecimiento del cuerpo. El dolor es el resultado de la crueldad, en tanto que el paciente aprende con su sufrimiento personal a no infligirlo a los demás, desde un punto de vista físico o mental. Los castigos del odio son la soledad, los enfados violentos e incontrolables, los tormentos mentales y la histeria. Las enfermedades de la introspección -neurosis, neurastenia y condiciones semejantes-, que privan a la vida de tanta alegría, están provocadas por un excesivo amor a sí mismo: egoísmo. La ignorancia y la falta de sabiduría traen sus dificultades propias a la vida cotidiana, y además, si se da una persistencia en negarse a ver la verdad cuando se nos brinda la oportunidad, la consecuencia es una miopía y mala visión y audición defectuosa. La instabilidad de la mente debe llevar en el cuerpo a la misma cualidad, con todos esos desórdenes que afectan al movimiento y a la coordinación. El resultado de la codicia y del dominio de los demás son esas enfermedades que harán de quien las padece un esclavo de su propio cuerpo, con los deseos las ambiciones frenados por la enfermedad.


Por otra parte, la propia zona del cuerpo afectada no es casual, sino que concuerda con la ley de causa y efecto, y una vez más será un guía para ayudarnos. Por ejemplo, el corazón, la fuente de vida y por tanto de amor, se ve atacado especialmente cuando el lado amable de la naturaleza frente a la humanidad no se ha desarrollado o se ha utilizado equivocadamente; una mano afectada denota fracaso o error en la acción; al ser el cerebro el centro de control, si se ve afectado, eso indica falta de control en la personalidad. En cuanto se establece la ley, los demás la van siguiendo de este modo. Todos estamos dispuestos a admitir los muchos resultados que siguen a una explosión de ira, al golpe recibido con una mala noticia; si cosas triviales pueden afectar de ese modo al cuerpo, cuánto más grave y profundamente arraigado será un conflicto prolongado entre el alma y el cuerpo. ¿Cómo asombrarnos de que el resultado dé lugar a padecimientos tan graves como las enfermedades que hoy nos afligen?

Sin embargo, no hay por qué desesperar. La prevención y curación de la enfermedad se logrará descubriendo lo que falla en nosotros y erradicando ese defecto con el recto desarrollo de la virtud que la ha de destruir; no combatiendo el mal, sino aportando tal cantidad de la virtud opuesta que quedará barrido de nuestras naturalezas.